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NIAGARA (2007) - BMC

music by Laszlo Sary

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László Sáry’s music has always revealed its intimate, deeply personal character to me. One could even say it had always lived in a small place within me. When I first met László in Prague and later in Budapest in 1998, I had the strong impression of recognizing something familiar and overwhelming in his music. For this reason I decided to record this CD in my house, in Rome, alone. For months I worked at night to edit and mix what I was recording. It was as if I had decided to pay my personal tribute of gratitude to an artist I hold in the highest regard, and in the process I feel I have become more natural: it has been a small, innocent domestic ritual. I would like to thank Alda Caiello and Salvatore Carchiolo for their valuable contributions and I dedicate this work to my wife Paola and to my son Ariele, who tolerated my nocturnal anxieties for so long.
Manuel Zurria



Though we had met many times before, I first heard Manuel Zurria play in Rome, where he premiered several of my pieces with the new music ensemble Alter Ego. His outstanding quality as a performer was apparent both as a soloist and a chamber musician. I have kept the recordings of my compositions played at that concert, and I consider them to be the best performances. A few years ago, Manuel set out on a unique project. He decided to record, on his own, in his own studio, my composition for flutes and other chamber groups of unspecified instrumentation. These pieces present a great challenge to the performer, both musically and in terms of instrumental technique. Listening to the recordings, I think that the result – thanks to Manuel Zurria’s superior knowledge of the instruments, and his creative imagination – is simply marvellous. It has provided me and, I hope, the public at large, with an exceptional experience, and great pleasure.
László Sáry

 


M

MUNDOCLASICO

László Sáry es producto de esa continua fábrica de grandes músicos y compositores que es la Academia Ferenc Liszt de Budapest, de la cual salieron algunos de sus compañeros en el New Music Studio, un foro magiar de composición e interpretación en el que compartió trabajo con músicos de la talla de Péter Eötvös o Zoltán Kocsis. Su paso por Darmstadt y el contacto con Christian Wolff abren su concepto de composición a modelos no europeos, desarrollando el ‘método Sáry’ (merecedor de numerosos premios en Europa y Japón), basado en el desarrollo de actividades musicales creativas, el conocimiento de una serie de modelos básicos de composición y su expansión a través de procesos de improvisación en los que cobra un gran peso la concentración y el desarrollo de las obras a través de su interpretación. Desde este punto de vista, casi podríamos afirmar que es coautor de este nuevo lanzamiento del Budapest Music Center el flautista siciliano Manuel Zurria (Catania, 1962), que llevó a cabo la interpretación, montaje y edición de este compacto en el estudio que tiene en su propia casa de Roma, a modo de “inocente ritual doméstico”. Los resultados, según comenta en el libreto del CD el propio Sáry, son maravillosos, colocando a Zurria como el mejor de sus intérpretes para flauta, tanto en su papel de solista como en el seno de agrupaciones camerísticas. A través de estas interpretaciones, algunas de ellas para hasta seis flautas, además de sintetizadores y percusión -instrumentos que el propio Zurria también toca, para después mezclar en estudio-, podemos conocer una serie de piezas marcadas por un profundo poliestilismo, en el que cada una de ellas aborda prácticamente un modelo distinto a nivel musical, con multitud de ecos y estéticas convocadas, aunque con cierta sensación de ligereza y lirismo en la mayor parte de ellas. De este modo, en el Magnificat (1985), para soprano y tres flautas, asoman procedimientos de corte minimalista, algo que se hará presente también en piezas como Fives Repeated (1985) y Pebble Playing in a Pot (1980), todas ellas pertenecientes a unos años ochenta en los que Sáry continúa su exploración de nuevos modelos de composición surgidos en contextos extraeuropeos. Si las citadas obras portan ecos del minimalismo norteamericano, quizás sean también las influencias de Morton Feldman en la música y de Mark Rothko en la pintura las que nos puedan ayudar a comprender mejor la estética de Landscape in C (1982), una composición para tres flautas y sintetizador de carácter estático, expandido y atmosférico, casi al modo de un lienzo del genio del expresionismo abstracto, o como transfiguración de un paisaje abierto, de llanuras infinitas, donde el sintetizador pone una suerte de líneas de horizonte a los motivos más en primer plano de las flautas, también proyectadas en largas notas y extensísimas líneas de fuga. Si Landscape in C es la pieza más estática, densa y larga del compacto -con sus trece minutos de duración-, Ludus Cromaticus (1987) supone su contrapunto perfecto, con su carácter ameno, juguetón y colorido, en una obra para seis flautas que buscan continuamente la cohabitación de diversas alturas para crear campos armónicos y cromáticos de fresca coloratura. También Moondog (1990) juega con múltiples proliferaciones, en este caso a través de cuatro flautas, creando un ambiente extraño, enigmático y volátil, destacadamente en sus registros altos, que se van sosteniendo en diversas entradas, de un modo etéreo e ingrávido, en su forma de canon a cuatro voces. Es algo que comparte con Sunflowers (1989), en la cual también destaca su construcción como una proliferación de agudos, como si de rayos solares se tratase, todo ello con un carácter muy plástico. Grandmother’s Dance (1978) porta un sonido ancestral, por sus ecos de bailes populares y por la presencia del clave a modo de continuo, con sus reminiscencias de música antigua. Ésta, la curiosidad y afición de Sáry por los motivos musicales provenientes de otros tiempos y espacios, se hace audible también en el desestructurado y roto Tango (1989), para cuatro flautas en ‘perfecto desencuentro’. Más canónicas son Studies (1989) y Canon (1977), prácticamente ejercicios académicos de carácter didáctico, cuya audición resulta algo más tediosa frente a la ligereza y frescura de algunas de las piezas antes citadas, de vuelo más libre, si bien el modelo de desarrollo de temas en canon es algo que comparten, de forma más o menos evidente, varias de las piezas de este compacto. Las grabaciones, que como decimos fueron efectuadas por el propio Manuel Zurria, así como su edición y montaje, son realmente muy buenas en todos los aspectos, con la complejidad que supone el coordinar las diferentes voces en una mezcla que debe reunir a todas ellas como si de una pieza en vivo para varios instrumentistas se tratase. La presentación del CD es muy atractiva en cuanto a su diseño, como es habitual en BMC, si bien el libreto se limita a ofrecer una breve biografía de László Sáry y Manuel Zurria, así como una serie de fotografías de compositor e intérprete, junto a textos dondebos se dedican una serie de halagos y reconocimientos mutuos.ted by Richard Robinson

Galamb Zoltán | 2009. 06. 20.

Az összes hangszer közül a fuvoláé közelíti meg leginkább azt, amit tiszta hangnak nevezhetünk. A szinte teljesen torzítatlan szinusz hulláméhoz hasonló tónus egyrészt a szférák zenéjét idézi meg, másrészt valamiféle puritán, minimalista makulátlanságot sugall. E két kvalitás egyesül rögtön a Sáry László fuvolaműveiből, valamint műveinek fuvolára áthangszerelt változataiból összeválogatott albumot nyitó „Magnificat”-ban, melyben a mennyei magasságok egyfajta megtisztító, zaklatott önismétléssel keveredve hordoznak transzcendentális üzenetet. Ehhez hasonlóan földöntúlinak, avagy földön kívülinek hathat a „Landscape in C”, melyben a három fuvola és a szintetizátor lassú, visszhangzó egybetűnései, akár valamiféle vallásos meditáció, egy alapjaiban más, merengő világba invitálnak minket. A „Ludus Cromaticus”, ahogy a címe is sejteti, hullámzó, kromatikus játék hat fuvolára, míg a „Moondog” kánonjellegű imitációra épülő ellenpontja mintha a barokk szépségében, dallamosságában és finomságában is akadémikus hozzáállását élesztené fel a múlt század utolsó évtizedének zenei életérzésébe ágyazva. Ugyancsak a barokkot – valamint Michael Nymant – idézi a „Grandmother’s Dance” csembalóval kísért, repetitív basszusfuvola-tánca. A „Studies” nyugvó akkordokból, és pontszerű villanásokkal, már-már káoszszerű hangképekből (hangképletekből) összeálló kettős hangulata ezzel szemben a Stockhausen utáni kortárszenét juttatja eszünkbe. Ennek mintegy ellentételezése a majdnem egy évtizeddel korábbról származó, reichi módon, nyugtalanul ismétlődő frázisokból és fáziseltolásokból felépülő „Canon”. Az album címét adó „Niagara” ismételten radikális, későmodernista darab, ám a stílushoz képest viszonylag egyenletesen áradó melódiával A „Tango” csak jelzésszinten tangószerű tánca, a „Sunflowers” tündöklése, a „Four Of Us” modernizmusa és a „Fives Repeated” gyors, de nem sietős tempójú, repetitív kombinatorikája, melyet az ütőhangszerek elnyújtott, csengő hangjai egészítenek ki, mintegy elkerülhetetlenül vezetnek el az egyik legkorábbi darab, a „Pebble Playing in a Pot” minimalista játékához, melyet először az Amadinda ütős együttes tolmácsolásában hallottam annak idején. A Niagara akár úgy is felfogható, mint egy izgalmas pálya különböző szakaszaiból válogató, szerzői antológia. Ha bárki arra lenne kíváncsi, Sáry László miért az egyik „legfogyaszthatóbb” kortárs zeneszerzőnk, ez az album tökéletesen alkalmas rá, hogy meggyőzze őt.

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